Aprendiendo a cuidar los alimentos podemos cuidar nuestra salud

Si bien nuestro organismo no tiene una fecha de vencimiento tan exacta como los productos, la estadística se puede calcular de un modo mínimamente aproximado teniendo en cuenta, claro, la importancia, el tiempo y la dedicación que le damos a nuestra salud: a mayor responsabilidad, mayores chances de estirar la fecha de caducidad.

Aprendiendo a cuidar los alimentos podemos cuidar nuestra salud
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La ecuación es simple: no hay forma de controlar con seguridad absoluta los peligros de la aventura de la vida, pero sí métodos para reducir las chances de sufrir accidentes y cuidar la comida es uno de ellos.

Hoy nos centraremos, entonces, en la protección de los alimentos como una forma de cuidar nuestra propia salud.

¿Qué factores debemos tener en cuenta al momento de preservar los alimentos?

 Algunos de los que aquí detallaremos…

Ante todo debemos prestar atención a la selección de los alimentos: controlar las fechas, revisar los envases para hallar que estos no estén rotos y manipular –con cuidado- las frutas y verduras para controlar que no están en mal estado (a menudo nos damos cuenta por el color). Luego, lo más importante: limpiarlos si se trata de frutas y verduras.

Los productos una vez inspeccionados y lavados, deben ser albergados en zonas fuera de peligro y que mantén los grados que cada alimento necesitan para conservarse sanos (las temperaturas suelen ser entre 5 y 60° c, dependiendo el origen del alimento, claro).

Con respecto a las áreas de almacenaje, éstas deben estar limpias y secas: tanto suelos como paredes de los congeladores o heladeras deben estar en óptimas condiciones de sanidad. En general se recomienda higienizar las áreas con regularidad.

Es necesario, además, no mezclar productos: en las zonas determinadas para este fin, únicamente deben guardarse alimentos compatibles y nunca se deberán almacenar productos químicos, de limpieza o potencialmente riesgosos.

Etiquetar o clasificar los alimentos puede resultar útil y sano

Los alimentos que pueden llegar a ser peligrosos en el corto plazo (comidas sobrantes, por ejemplo) deberán llevar una nota para saber hasta cuando es recomendable consumirlos y cuando deben ser arrojados a la basura. Recordemos que un alimento infectado, puede provocar la descomposición en cadena de muchos otros alimentos; así al deshacernos de uno podemos caer en la sorpresa de que otros aún en la heladera han comenzado su ciclo de descomposición.

Otros tipos de cuidados: no abrir el refrigerador si no se necesita utilizarlo (se pierde la cadena de frío), no congelar comidas de forma compulsiva (…a veces se debe tirar la comida, por más que nos duela), controlar la temperatura del freezer de acuerdo a la época del año, etc.

Es necesario llevar a cabo todos y cada uno de estos pasos para mantener nuestros alimentos limpios y, por ende, nuestros organismos igual.

Una vez más, la prevención es la clave.

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